DIARIO DE CAMPO DE LA TERCERA PARTE DEL CÍRCULO DE LECTURA
Noviembre de 2014
Nasly Pardo, Karen Russi y Alejandro Campos
Texto a leer: Grado Elemental - Ángel González
Bitácora
El mes de noviembre, igual que el anterior, estuvo marcado por diversos obstáculos que nos impidieron llevar a cabo nuestros planes de lectura, por tal razón optamos por la tecnología y escontranos de froma virtual, Skipe, chat de Facebook, Chat On, etc. Esto nos permitió compartir el material de trabajo y las impresiones que nos causó la obra de Ángel González, que reforzamos con el último encuentro presencial el viernes 21en mi casa. Es una verdadera lástima que el tiempo y las circunstancias no nos hayan regalado la posibilidad de más encuentros, pero nos hemos prometido reunirnos en las vacaciones y ya, sin las presiones del tiempo ni el incentivo académico de la nota, sumergirnos en la poesía de Ángel González. A continuación el libro Grado elemental.
GRADO ELEMENTAL
I. LECCIONES DE COSAS
LECCIONES DE COSAS
Por encima del campo pasó el mes de septiembre.
Quizá el último sol del otoño
-antes de que las lluvias
lleguen- sea este
sol en periplo rápido (entre rosadas nubes)
hacia
su lejado destino arrebatado
de todos los espacios
por la ciega atracción de otro cuerpo celeste.
(consúltense estos nombres en una enciclopedia:
galaxia, paralaje, azimut, Newton, auge.)
De cualquier forma, no es preciso
mirar hacia o alto para maravillarse.
sorteando las- para ellas- corpulentas
briznas de hierba,
más cerca de la tierra aún que nosostros,
he aquí a las hormigas
(Hormigas: insectos himenópteros que viven
asociados. Véase también: abejas.)
esforzándose
por llevar otro grano a su granero.
conscientes - me parece-
de la proximidad de la estación lluviosa,
intensifican
su actividad, con intención, sin duda,
de aprovechar al máximo el tiempo que les queda.
Imitémoslas.
Pero como los días
son cortos (el sol se pone
hacia las diecisiete y treinta y cinco,
y la luna,
aunque llena hoy y en Libra,
no brillará hasta muy tarde)
utilicemos
la última luz para llenar los ojos
con tanta realidad abrumadora:
cosas que son y que nos osn,
como este río
distinto a cada instante
a su inmediato próximo pasado
fluvial cadaver que en la mar descansa;
cosas que sobreviven ensu forma
siempre provisional, mas sin embargo
tenazmente buscada,
igual a esa lejana cordillera
pulida por ventiscas y glaciares;
vidas que se desviven poco a poco
vivificando con su lenta muerte
nuevas muestras de flora y de paisaje.
Hostil y sometido,
entregado y violento,
éste es el escenario y elsoporte
del hombre.
Aquí vivió su oscura,
su dolorosa infancia,
recién llegado apenas
a este recinto despiadado y húmedo,
invitado
del azar y de nadie,
inesperado huésped de los bosques,
ususrpador del reino de las fieras
y de los ciegos, tercos vegetales,
fiera insaciable él mismo
que consiguió matar cuando negaba
de deseo, que supo rescatar de los incendios
el calor y la luz,
y oponer a los vientos las extensas
y blancas velas de las naves,
y detener o derramar las aguas
sobre la tierra exhausta y arañada,
mordida, rota, transformada, dócil
como un cuerpo vencido o disfrutado.
Ésta es, en fin, la clara piedra
donde su incierta historia queda escrita.
y si a veces lo olvida,
si vuelve su mirada hacia otra parte
intentando extraer de la ya abstracto
una idea concreta que lo explique,
todo es lo mismo ya.
Sucede entonces,
que si habla, el hombre, aunque no quiera, miente.
NADA ES LO MISMO
La lágrima fue dicha.
Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su identidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.
¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese hondo,
compacto como un grano de simienste?
No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreid:
nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para lanueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.
PENÚLTIMA NOSTALGIA
Ha llegado el momento
de la nostalgia.
¿Recuerdas...?
Aquel dulce violín,
el de los tangos,
acosado por el entrecortado rumor de los bandoneones
y las felices turbas
derramando champán en los escotes
de las muchachas algo locas, algo
despeinadas, algo tristes también,
algo caídas.
Inefable perfume el de esas horas
tan felices que todos conocimos.
La gosilina iniciaba su reinado
por las calles atónitas,
pero los jazmines no habían emprendido aún la
retirada
ni los desodorantes
estaban preparados para sofocar al personalidad de las
axilas.
Junto al farol frecuentado por los perros
la niña vendía flores de papel,
aunque era la victrola,
desde el fonde de la penumbra de las habitaciones,
la que lanzaba a través de las ventanas entreabiertas
la serpentina gris de la tristeza
sobre los habituales transeuntes de la noche.
El violín,
cantor del drama
y de la más imposible dulzura,
brillante vagabundo del espacio,
persieguía a los corazones solitarios
que, absortos en sí mismos,
ignoraban a los mendigos que les salían al paso
o volvían los ojos hacia el cielo
buscando el rastro brillante de la estrella
que habría de influir en la realización de un deseo
apresuradamente formulado.
Impreciso, turbio tiempo
fluctuando, veloz, hacia otros días
y, otros ritmos,
y otros timbres, también,
aún mpas fugaces.
Muerto el violín,
la marimba extendió su tiranía.
Madera percutida y afinada,
cada corteza o tronco del Caribe,
cada selva del Sur,
cada semilla
creció en el aire y los sonoros bosques
de los trópicos, los ríos inauditos,
audibles fueron en distants tierras.
Entonces todavía todo era
sencillo:
amar, besar, comer aunque tan solo
fuera
un pedazo de pan,
una limosna.
-Por caridad, por caridad,
gritaban
los hombres
en las duras esquinas azotadas
por el aliento del cantor mulato,
por el murmullo en esl sol de la criolla,
por la lluvia además, por la desgracia.
Mas la moda es versátil y ligera,
y sobre las cenizas del charleston y el banjo
edificó nuevas algarabías.
Y volvieron los blues y las sincopas
llenaron de inquietud y carcajadas
el azaroso amanecer,
mientras los barrenderos del alba,
los enterradores de sombras,
arrastraban con sus escobas húmedas
hacia las grietas por donde huyó la noche,
serpentinas, tarjetas ilegibles, vidrio, papel de estaño,
fragmentos de diarios vespertinos
algodón sucio y ligas de mujer.
Nada, no obstante, pudo
empañar la pujante
apoteosis del metal.
Las brillantes trompetas y el sinuoso
saxo
-y el torpe, exacto, articulado y grave
trombón de varas-, juntos
disonaron frenéticos,
unieron su estridencia,
y las copas quebradas derramaron el vino,
y mas de una muchacha -nadie
fue capaz de evitarlo-
perdió el sentido, y algo
de mucho más valor - según dijeron.
Ahora
que todo es ya pasado,
sentimos la nostalgia
de lo que ha sucedido.
Recordamos
los ritmos y los cuerpos,
el viejo olor a menta.
Los troncos de los olmos
señalados con flecha,
corazón
e iniciales,
el rincón de la alcoba, etcétera,
etcétera.
Olvidamos, en cambio,
los cadáveres,
los campos de batalla,
el hambre de los campos,
las razones del hambre.
Oh tiempo
ido:
si quieres devolvernos
todas la ignominias,
esa risa por los barrios que reímos,
aquella
felicidad por horas,
la olvidada
inconsciencia, la belleza
de amar tan solo al cuerpo que abrazamos,
los ritmos y los miembros
agredidos,
el viejo olor amenta, la trizada
luna contra el estanque, la imposible
canción que acaso nadie ya recuerda:
devuélvenos
también
nuestros cadáveres
enséñanos
también
los asesinos,
deja
también junto a la oscura caja
del violín,
también junto al destello
de la dorada trompeta,
un revólver
también,
una pistola.
Tamibén estoy nostálgico de días.
También fui muy feliz. También recuerdo.
También yo fui testigo de otras horas.
ESTÍO EN BIDONVILLE
Languidez de las cosas subalternas,
inutiles objetos, olvidados,
grises
plataformas del polvo
cotidiano,
sucios cristales ante turbios cielos,
contra los que los gatos
mayan, duermen, se aburren,
paseando
si felino desdén, su desenfado
torvo, su angulosa
y erizada estructura, en el tejado
musgoso y apacible como
un prado.
Allí, en esa silla baja, es donde
el niño
cojo
se ha sentado
para ver las palomas...
-¿Qué palomas? No es cierto.
Yo estaba equivocado:
para ver
los papeles oscuros casi blancos
izados por el viento,
levantados
-lloverá- en un remedo
de vuelo sucio, inutil, fracasado.
Para ver a la cabra comeárboles
atada a un árbol carcomido y lacio,
para gustar el polvo en la saliva,
para oir a los grillos enjaulados
en su cárcel de alambre y de madera,
para cerrar los ojos deslumbrados
ante el destello súbito y violento
del sol en vidrios rotos reflejado,
para sentir la uñas en la tarde
clavándose en sus leves, blancos párpados,
y abrir después los ojos, y...
Silencio.
La ciudad rompe contra el campo
dejando en sus orillas amarillas,
en el polvo de hoy que será barro
luego,
los miserables restos de un naufragio
de colosales diemnsiones: miles
de hombres sobreviven. enseres y artefactos
-como ellos rotos, como ellos
oxidados-
flotan aquí y allá, o bien reposan
igual que ellos, salvados
hoy por hoy -¿solo hoy?-, sobre esta tierra.
Mañana es una mar hondo que hay que cruzar a nado.
PRUEBA
De
todas formas, tengo todavía
este
papel,
la
pluma
y la
mano derecha que la aprieta,
y el
brazo que la liga con el cuerpo
para
que no se quede
-tan
distante y lejana-
como un
desarraigado objeto extraño
-cinco
dedos moviéndose,
marchando
por el
suelo,
igual
que un sucio
animal
acosado por la escoba…
Esto es
algo,
repito,
si se
tiene
en
cuenta
esa
admirable prueba de la existencia de Dios
constituida
por el
perfecto funcionamiento de mis centros
nerviosos
que
transmiten las órdenes que emite mi cerebro
a las
cosas lejanas de mis extremidades.
Pienso:
la tarde muere,
y mi
mano escribe:
la tarde
muere.
Ergo Dios existe.
Qué
fácil es, ahora,
integrarse
en un mundo ordenado y perfecto,
cuando
se dispone de una mano tan valiosa,
tan
materia de prueba,
tan
cuerpo del delito.
Mano,
frótame la cabeza!
Mano,
acércame
la
silla. Desabróchale
el
corsé a esa muchacha
-y tú,
la otra, no te quedes quieta.
Coge
todo el
dinero, mano:
incendia,
mata.
Por lo
tanto,
se
prueba una vez más,
como
decía,
el
orden natural y preexistente,
la
armónica hermosura de las cosas.
Publicado por Alejandro Campos
Reflexión final sobre los círculos de lectura como estrategia pedagógica en la formación de lectores
Luego de participar en este círculo de lectura,
tengo un argumento más para sustentar que los círculos de lectura
realmente son una valiosa y dinámica estrategia en el proceso de
formación de lectores.
Esta modalidad, ofrece un espacio único en el que
se genera un proceso de acercamiento y abordaje a la lectura, alterno,
espontaneo y ameno; donde se trata de disfrutar la lectura de manera individual
y colectiva, de escucharse y entender la propia voz y la del otro. Así mismo,
es un espacio de socialización y debate, en la medida que posibilita la
exposición e intercambio de ideas, conceptos y sentimientos, generados por un
tema central, que en este caso será el texto propuesto.
Como herramienta pedagógica considero que los círculos de lectura serán
más efectivos y novedosos para nuestros estudiantes si lo ofrecemos como una
actividad extra clase, pues de no ser así se perdería el sentido y propósito
principal que es hacer un acercamiento voluntario y espontaneo a la lectura y
no como una imposición escolar.
En cuanto a la experiencia personal vivida en este círculo de lectura,
puedo concluir que fue un camino corto pero sorprendente y acogedor, en el que
pude —de la mano de Ángel González y de mis compañeros—, reparar en
situaciones, que por el afán de nuestros tiempos, suelen pasar desapercibidas.
Pude percibir la poesía de Ángel González natural y sencilla, utiliza un
lenguaje para nada impostado, al contrario es muy de todos; y al contrario de
otros poetas, Ángel es un poeta que se deja leer, que no tiene necesidad de
rebuscar palabras complicadas para parecer más sublime e importante, al
contrario es su sencillez y naturalidad las que lo hacen él. Su poesía es íntima,
pero también sarcástica, habla sobre la vida, el amor, la doble moral y el
inevitable paso del tiempo, entre otros; (y lo mejor de todo para mi), que es
melancólico pero no fatalista. Realmente lo disfrute.
Agradezco la compañía de mis compañeros: Karen y Alejandro en este corto
pero bonito viaje en el que pude acercarme nuevamente a la poesía, en el que
pude escuchar sus voces y entenderlas, en el que pasaron los minutos de manera
agradable y tranquila, en el que pude conocer un pedacito de los dos sin
esperar nada a cambio. Fue como una terapia a la que SI dan ganas de
volver... a los dos: Gracias : )
Publicado por: Nasly Pardo
Reflexión final sobre los círculos de lectura como estrategia pedagógica en la formación de lectores
El circulo de lectura
fue una experiencia muy agradable, ya que nos permitió conocer a Ángel González,
gracias a nuestro compañero Alejandro, el leer juntos y meditar y hablar de lo
que leíamos, de cómo nos llegaba lo que expresa el autor en cada uno de sus
poemas, nunca había leído tanta poesía, aunque alguna vez leía algo interesante
y me gustaba nunca profundice mucho en este tipo de literatura.
Aprove3chamos los círculos
de lectura para compartir, no solo lo académico sino que pudimos compartir más
que eso gracias a leer juntos, nos permitió conocernos un poco más, nuestros
pensamientos y el amor de Alejandro por la literatura en general y en especial
por el autor, nos contagió creo yo a mi compañera Nasly y a mí personalmente.
Creo que con este círculo
de lectura se me abrieron las puestas para más círculos de lectura, con mi familia,
amigos y cuando me desempeñe como docente con mis alumnos por supuesto, pues es
algo realmente interesante y constructivo que no se debe quedar solo en una
trabajo universitario, debe y merece ser desarrollado en la vida cotidiana.
Para finalizar
agradezco a la profesora Clara Cuervo por presentarnos esta actividad tan
gratificante y obviamente a Alejandro por compartir con nosotras su pasión por
la poesía y contagiarnos un poco y a Nasly ya que los aportes de los tres enriquecieron
aun más esta experiencia lectora.
Publicado por:
Karen Russi